Desilusión de cuatro sentidos

El quinto se quedó durmiendo, y esperó a que lo despertasen para comenzar a romper su entorno. Así fue que ya no oyó, ya no escuchó, no olió, ni distingió más gustos... ahora sólo siente con sus manos lo que el tiempo le ofrece, y lo disfruta en carne propia.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Ella lo sabe.

Tal vez ¿por qué no? Si tal vez al despertar te tuviera entre mis brazos el día sería más corto o más eterno. Podría estar ahí para siempre o perderme unos pequeños instantes en tus ojos, unos ínfimos momentos que son como horas de los demás (de los que no saben contar el tiempo).

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