Desilusión de cuatro sentidos

El quinto se quedó durmiendo, y esperó a que lo despertasen para comenzar a romper su entorno. Así fue que ya no oyó, ya no escuchó, no olió, ni distingió más gustos... ahora sólo siente con sus manos lo que el tiempo le ofrece, y lo disfruta en carne propia.

martes, 11 de mayo de 2010

♥ Fulano y Mengana ♥

Y una respuesta inconcreta acaricia sus labios. Ya la había denudado con la mirada varias veces, y la había besado entre sueños, pero bien sé que este es el momento en que sabré si todo esto vale la pena. Soy una persona racional, no exijo mucho más que sinceridad, porque yo soy sincero, y así formo un círculo que yo mismo termino de cerrar.
Ahora sólo pido una respuesta elaborada a un cuento de pocas palabras, de retórica extrema, y una catálisis que se come a la historia. Y eso es lo que yo quería hacer, y lo que de ella esperaba, una respuesta corta que por más que no tuviese palabras, fuese algo. Una historia más importante que su discurso. Un algo que no es nada, pero que no tiene forma; porque nada no es la ausencia de todo, si no la ausencia de “algo”, algo que todavía no terminaba de existir.
Una criatura sin nombre verdadero, pero que la dibujan de un “sí”, un “no”, un “tal vez”. Otros saludos de hola y chau, otras exclamaciones o interrogaciones. Una mutilante señal de la nada misma, o del algo “algo”. Espero, sí, te espero. Varias veces e incluso en distintos momentos, pero ahora ya no espero más, sólo escucho… y ahora ya no oigo, por lo que determino un no a mis oídos, un no al resto de mi cabeza.
Espero (creo que espero) una respuesta que acaricia tu labio, que me besa la oreja, que ensordece mi mirada. Y te veo despertar entre mis brazos sólo para saber una respuesta que otras vez ya conocía.

Seguíamos siendo los mismos. No hay preguntas ni respuestas, sólo una historia.

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