Desilusión de cuatro sentidos

El quinto se quedó durmiendo, y esperó a que lo despertasen para comenzar a romper su entorno. Así fue que ya no oyó, ya no escuchó, no olió, ni distingió más gustos... ahora sólo siente con sus manos lo que el tiempo le ofrece, y lo disfruta en carne propia.

miércoles, 17 de abril de 2013

Lo normal.

Es común sentir la brisa o escuchar el último estornudo del colectivo. Es común comunicarse mediante abstractas palabras, mediante el brillo de nuestros ojos, mediante gestos irreales de manos inquietas, por sombras callejeras y entre paredes cerradas.
Es admirable el renacer de cada día, las sonrisas sin palpitar y el rocío en el verde pasto.
Es común sentir los ojos húmedos, y es cruel no querer curar esa gotera; a veces, uno pasa todo un día sin lagimar. Es normal que por no llorar cuando se debe, se cristalice la mirada para toda la vida.

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