Desilusión de cuatro sentidos

El quinto se quedó durmiendo, y esperó a que lo despertasen para comenzar a romper su entorno. Así fue que ya no oyó, ya no escuchó, no olió, ni distingió más gustos... ahora sólo siente con sus manos lo que el tiempo le ofrece, y lo disfruta en carne propia.

jueves, 17 de junio de 2010

Vos y yo (capítulo IX)

IX





Ellos fueron poetas, o por lo menos así se vendían.
Por separado eran ingeniosos, pero vacíos, y sólo juntos lograban el arte.
Hay quienes dicen que los poetas son sólo aquellos que saben rimar, que conocen y disfrutan la métrica, y se burlan de quien no sabe el significado de asonante y consonante, pero tanto ella como él, sabían que eso era como un título comprado; después de todo, ¿Quién no tiene un libro en su casa? Todos sabemos teorías y somos capaces de aplicarla, pero sólo los poetas ven romance en unos labios arrugados que acarician una cuchara, o inspiración en un zapato maltratado y en su dueño de iguales condiciones. Y como sólo ellos lo hacían, viviendo como unos falsos bohemios, extrayendo material para sus obras de una media que les raspaba los pies mientras caminaban del brazo, durante esas largas noche de invierno; o de sus propias cabezas, cuando se admiraban el uno al otro con un pañuelo en la nariz, y sabiendo que sin duda alguna, el mundo nunca había apreciado tanta ternura, tanta belleza junta, en el preciso instante en el que se retrataban mentalmente. Y de esta manera componían sus mejores obras. Algo tan incitante, bruto y arrítmico como:

“Y tu nariz, suspiraba sonrisas,
esas que me robabas con tu juego tonto
y yo, hecho un iluso,
no paraba de mirar tus manos congeladas
con las que más tarde tocarías mi cara
buscando un beso
que en realidad no querías,
y que por eso rechazaste.”

Por eso les divierte una bolsa flotante, por eso y porque se aman. Se amaron desde que se conocieron, incluso cuando ellos lo negaron o quisieron mostrarse confundidos. Se amaron cuando se pelearon por que él como el ser humano más estúpido, se mintió alejándose de ella por otra mujer, y se aman ahora, cuando acaba de equivocarse de nuevo. Y estoy seguro que mañana cuando cada de uno ellos se levante de la cama, con esa lentitud que los caracteriza, cuando busquen debajo de sus camas un calzado que bien saben que no van a usar, y cuando se encuentren solos otra vez a la noche, dando vueltas en una gran cama vacía, se van a seguir amando.
Son poetas los que ven arte, los que lo dibujan, los que lo escriben, los que lo sienten. Y, voy a ser franco, si están enamorados, pero sólo si realmente aman a alguien como ellos se aman, entonces ustedes, por más que no sepan dibujar, escribir, leer, o lo que fuese, ustedes son poetas.

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