Un primerísimo primer plano de este mundo golpeado. Ni el mundo, ni la vida, ni las cosas en sí mismas son crueles, somos nosotros quienes decidimos cagarle al vida a los demás.
¿Y esa chica me gusta? Y sólo yo puedo romperle las pelotas para que me vea… ¿Le cago la vida? Realmente no lo creo, sólo altero el “orden lógico” de los hechos.
Y sólo un renglón separa ambas posturas.
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