Desilusión de cuatro sentidos

El quinto se quedó durmiendo, y esperó a que lo despertasen para comenzar a romper su entorno. Así fue que ya no oyó, ya no escuchó, no olió, ni distingió más gustos... ahora sólo siente con sus manos lo que el tiempo le ofrece, y lo disfruta en carne propia.

sábado, 15 de octubre de 2011

Mañanas.

La utopía estaba tan cercana y tan pegajosa de verano que los comentarios políticamente extremos no estaban tan de más, y las cabezas reventadas contra el suelo formaban parte del paisaje árido de mis breves llanuras parietales, de mis pensamientos, bah. Además de eso, las canciones que inspiraste después se hicieron ilusiones, melodías de dos acordes pero de esas infinitas soledades que siempre mencionábamos, canciones húmedas con un dejo al frío de siempre. En la mañana vas a estar correctamente cantando con tu bata de toalla rosa bebé, vas a mirarte al espejo mientras te tocás el pelo y te inventás un bucle en tu lacio y largo pelo. Vamos a mirarnos un rato y a sentirnos parte del todo.

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